A DISCUSIÓN PUBLICA:
por qué se cayó el puente de guadua en medellin?
ADN RECONSTRUYE LA HISTORIA DE LA OBRA QUE TERMINÓ SIN USO. ERRORES DE DISEÑO, VIOLENCIA LO ACABARON
Entre palos de guadua caídos y un techo rojizo tirado sobre la montaña de la comuna nororiental, al lado de la Biblioteca España, yace una más de las obras que se mueren en Colombia sin que a nadie le importe, o le cueste.
Tal vez este proyecto bautizado por el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) como el “Puente de Guadua en arco más largo del mundo”, poco importa a quienes vigilan las obras públicas por su pequeño costo cercano a los 650 millones de pesos. Aunque en este caso lo que muchos juzgan, como el Sindicato de Empleados Públicos del Sena (Sindesena), es la conveniencia y eficiencia en el manejo de los recursos públicos.
O porque tal vez solo le duele a quienes habitan los barrios Santo Domingo y Granizal a quienes les prometieron este Puente de 46 metros de largo (algunos estudios hablan que era de 60 metros) para cruzar un vacío de 15 metros de profundidad. Les dijeron que iba a ser para su beneficio, que iba a resistir cualquier tempestad de las que se acostumbran en este alto que desnuda esa Medellín moderna y pobre. Se los construyeron. Sí, se los dejaron nuevecito pero nunca lo estrenaron. En octubre pasado colapsó.
La historia del Puente, según un video institucional del Sena, nació de un “viaje a China del doctor Darío Montoya (entonces director del Sena)”. Según el funcionario, quien aparece de casco en medio de la montaña, “la guadua es un material estructural usado en puentes y construcciones grandes” en China. Y por eso, “se me ocurrió la idea y dije pero tiene que ser una obra muy útil, un arte, un oficio y un manejo ecológico”.
En diálogo con ADN, sin embargo, Montoya negó ser el autor de este proyecto (Ver ‘es muy triste para mí que este puente haya fallado’).
El puente comienza su construcción en el 2006 gracias a un convenio entre las regionales del Sena Antioquia y Quindío con la entonces alcaldía de Sergio Fajardo. Era una mezcla del sueño de sacar de los talleres las prácticas del Sena para crear una obra útil para la comunidad y el entusiasmo por hacer un ícono más de la Medellín educada.
Su construcción, sin embargo, tuvo tropiezos. El primero es que nunca se habilitó pues desde el principio se evidenciaron fallas. Según Sindesena, además, la estructura estuvo a cargo de la Regional Quindío a través de aprendices e ingenieros. “No hacía parte de la misión del Sena y su costo se triplicó porque estuvo cerrado más de 6 años, con vigilancia y estudios para recuperarlo”, dijo Nicolás Zapata, presidente del sindicato Medellín.
El otro, más grave aún, su diseño. Simón Vélez, vicepresidente de la Sociedad Colombiana de Bambú y uno de los expertos en el manejo de la guadua en el país, dijo que lo que ocurrió en este puente no fue culpa de este material “sino que los verdaderos culpables son aquellos que sin el conocimiento ni la experiencia requerida emprendieron este gran despropósito, dejando de lado la memoria, la historia y la tradición de tecnologías asociadas a este maravilloso vegetal”.
En esto coincidió la Universidad Nacional que hizo un estudio sobre su estructura. Allí se concluyó que “el puente no es reparable tal y como está construido” y argumentó, entre otras cosas, que “la excesiva deformación de los extremos de los arcos hace que la transmisión de la fuerza no sea eficiente (…) El tablero se encuentra deformado torsionalmente, de manera que su superficie no es horizontal transversalmente, haciendo inseguro el recorrido de los peatones”.
Defensa del Sena
Para los defensores del proyecto, que incluso trataron de hacer refuerzos a la estructura para evitar su colapso, hay que mirar más los beneficios que trajo la obra.
“Hubo dos propósitos en la construcción: la posibilidad de generar aprendizajes externos y la de integrar estos dos barrios. En lo primero cumplimos, en lo segundo se hizo un análisis estructural y por eso nunca fue entregado a la comunidad”, explica Ángela Patricia Henao, directora regional del Sena Antioquia.
Y pese a eso, a lo segundo, el incumplimiento de una obra que nunca se usó, Henao insiste en que lo valioso acá fue que “somos capaces de trascender de los ambientes de aprendizaje de los centros de formación externos desde una vivencia real”.
Por otro lado, el exdirector Montoya agrega que en este proyecto se beneficiaron 350 aprendices y que el problema estuvo más por la violencia en el sector y la falta de coordinación con las autoridades municipales.
“Arrancó con un problema y es que los estribos (donde se amarra los extremos del puente y a cargo de la Alcaldía) no coincidían con el diseño. Además, cuando llevaban unos meses de construcción, hubo un abaleo que puso en riesgo la seguridad de los aprendices. Se puso vigilancia y se demoró bastante en retornar los trabajos. También la inclemencia del clima, porque no se había hecho el techo, debilitó el material. Y hubo vandalismo. El Sena intentó hacer una recuperación del proceso pero creo que el puente estaba herido de muerte”, dice Montoya.
Lo cierto es que de investigaciones de los entes de control sobre este proyecto, no se conoce ninguna. Lo que sí está claro es que el futuro del Puente de Guadua está echado. El 29 de octubre se firmó un convenio entre el Sena y la Alcaldía por 246 millones de pesos para su desmonte. El proceso deberá estar listo antes de febrero del 2014 cuando solo quede el recuerdo de una obra que no fue y de una historia más de las que se pierden entre la maleza del olvido.
‘Es triste para mí que haya fallado el puente’
La imagen del exdirector del Sena, Darío Montoya en lo más alto de la montaña donde se levantaba el Puente de Guadua aparece en un video institucional de esa entidad.
Allí, el narrador rememora el viaje de Montoya a China y el exfuncionario dice que “entonces vine acá y dije qué interesante sería (…) una obra a partir de un material natural”.
En el video aparece como el creador…
No conozco el video pero sí estuve invitado por el Gobierno de China. No sé si el video está editado y lo que yo hablo es de la guadua. Pero las construcciones que hace el Sena son procesos de aprendizaje. Fue una solicitud de la comunidad transmitada por las regionales del Sena.
Pero en el video usted dice que después del viaje habló de ese proyecto…
No, no, usted me pone en una posición difícil de recordar ese video de hace 8 años. Mi trabajo era entusiasmar a todo el mundo y generar confianza en el Sena. Lo hice con la mejor buena fe. Idea mía no, fue una solicitud de la comunidad. Estoy seguro que jamás dije que era idea mía hacer un puente. Es triste para mí que haya fallado”.
¿Qué pasó entonces con este proyecto?
Arrancó con un problema y es que los estribos (a cargo de la Alcaldía de Sergio Fajardo) no coincidían con el diseño. Además, cuando llevaban unos meses de construcción, hubo un abaleo que puso en riesgo la seguridad de los aprendices. Se puso vigilancia y se demoró bastante en retornar los trabajos. También la inclemencia del clima, porque no se había hecho el techo, debilitó el material. Y hubo vandalismo. El Sena intentó hacer una recuperación pero creo que el puente estaba herido de muerte”.
¿Qué lecciones le deja como exdirector del Sena la construcción de este Puente de Guadua?
El Puente logró el proceso de aprendizaje que tiene costos similares a ese. Yo quisiera que el Sena nunca perdiera el entusiasmo por hacer este tipo de obras. El Sena dentro de sus centros hacía construcciones en un proceso de aprendizaje que luego destruía. Se perdía mucho material y a nadie se favorecía. Promoví en ese caso tratar de concertar con comunidades, construir y que esto no se perdiera”.
JUAN DAVID CORREA LÓPEZ
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