Redacción Esmeraldas (F – Contenido Intercultural) 3 de octubre de 2015 00:00 La caña guadúa, el asper dendrocálamus y otros tipos de bambúes han sido utilizados desde hace siglos por los habitantes de la provincia de Esmeraldas. Estos aprovechan las múltiples ventajas que posee este material, llamado, asimismo, el acero vegetal. Con este producto se pueden hacer casas de dos y tres pisos, construcciones mixtas (con adobe, ladrillo), pérgolas, cubiertas, muebles, artesanías y todo tipo de accesorios para decorar las casas, restaurantes u oficinas. El bambú se cosecha en menguante. Primero se le limpia, se lo lava con lustre y se lo deja secar.Una de las características de este vegetal es que absorbe la energía y es termoacústico. En Esmeraldas se ha usado la caña guadúa y otros tipos de bambúes para obras de construcción de viviendas; pero desde hace 15 años se le ha empezado a dar un nuevo valor en los diseños de muebles. Una de las nuevas aplicaciones es la elaboración de lámparas artesanales. Estas creaciones ofrecen un ambiente acogedor a las salas de las casas y mejora la estética en las habitaciones o estancias. Los restaurantes en los cuales se expende comidas típicas de la provincia de Esmeraldas también se decoran con este tipo de lámparas. Se acompañan con artesanías elaboradas en madera y con figuras de peces, canoas o afros bailando la tradicional marimba.También son muy populares en las habitaciones de muchos hoteles de la ciudad. Son diseños sencillos que aprovechan la flexibilidad de la fibra y su forma alargada. Con eso se busca crear un ambiente mucho más autóctono, más apegado a las raíces de los habitantes. De hecho, la guadúa se cultiva y se utiliza desde hace mucho tiempo en la región , especialmente en las viviendas de playa o de campo. “Su uso forma parte de nuestra cultura”, explica el artesano Javier Valencia. Las lámparas de bambú también forman parte del imaginario esmeraldeño, aunque muchos turistas que llegan hasta la provincia las adquieren para decorar sus casas con cosas novedosas, dice Valencia. Guillermo Martínez, uno de los artesanos, hace ocho diseños de estas luminarias. Estos van desde lámparas pequeñas para veladores y repisas, hasta modelos más grandes y elaborados para paredes, esquinas de salas y hasta lámparas tipo florero, de pie o de balancín. En sus diseños utiliza telas con colores primarios como el amarillo, azul y rojo, que permiten matices bonitos,cuando se enciente el farol o se regula la intensidad de la luz. La técnica utilizada por Martínez incorpora el uso de gasolina con brea para evitar que la caña pierda su brillo y estética rápidamente. Luego de someterla a ese proceso de curado, el acabado se lo hace con barniz, que permite un brillo especial. Una lámpara artesanal grande tiene un costo de USD 20, las de velador valen 13 y las que se usan para la pared tienen un precio de USD 10. Los diseños también los hacen artesanos afroesmeraldeños y afrocolombianos, como una forma de recordar a sus ancestros, que se alumbraban con candiles de caña en las noches.
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Cordialmente
GUSTAVO TENECHE
Empresario, Constructor y Diseñador en guadua.
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