​Quindío propone crear el Fondo Nacional de Fomento de la Guadua y el Bambú

Quindío propone crear el Fondo Nacional de Fomento de la Guadua y el Bambú

La Secretaría de Agricultura del Quindío asistió a una cita con el Comité de la Cadena de Valor de la Guadua y el Bambú del departamento, junto a representantes de gremios y organizaciones vinculadas al sector y la congresista Piedad Correal Rubiano.

El proyecto de ley para establecer el Fondo de Promoción Nacional de la Guadua y el Bambú es impulsado por el Comité y la congresista, con el apoyo del equipo de Iniciativas Sostenibles de la secretaría, cuyo objetivo es asegurar financiamiento para la preservación, producción y utilización eficiente de estos recursos.

En la sesión, se resaltaron los progresos en la implementación de la Ley 2206 de 2022 en el Legislativo, ante las autoridades competentes.

El Ejecutivo departamental ratificó su disposición en la coordinación de esfuerzos que fomenten el crecimiento del sector agropecuario y la protección del patrimonio natural.

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Diana Isabel Villalba usa el poder de la guadua para unir al pueblo indígena Pijao

Desde el corazón del resguardo indígena San Antonio, en el Tolima, Diana Isabel Villalba lidera un proyecto pionero en forestería comunitaria basado en la guadua. Un proceso que inició con pequeñas iniciativas en 2016, pero que fue oficialmente apoyado en 2018 por el Ministerio de Ambiente y la FAO. Hoy, con más de siete hectáreas de plantaciones, su trabajo y el de su comunidad enfrentan retos y sueños que buscan consolidarse en una ecoempresa sostenible.

Diana Isabel Villalba usa el poder de la guadua para unir al pueblo indígena Pijao | Confidencial Noticias

El nacimiento de una iniciativa

El proyecto de forestería comunitaria con guadua nació como un esfuerzo colectivo por parte de la comunidad del resguardo indígena. En sus inicios, se establecieron seis hectáreas de bosque de guadua con la idea de generar un modelo sostenible de producción que permitiera la conservación ambiental y el desarrollo económico de la comunidad.

Además de la guadua, el proyecto incorporó cultivos de café, plantas medicinales y aromáticas, diseñados para ofrecer beneficios a corto y mediano plazo. De esta manera, mientras la guadua crecía, el café comenzaba a producir, asegurando cierta estabilidad económica para los involucrados.

Para Diana y su equipo, la guadua ha sido más que una planta; ha sido un símbolo de cambio y crecimiento. «Siempre ha estado aquí, pero nunca habíamos hecho un manejo forestal de ella. En este proceso nos dimos cuenta de su importancia dentro de nuestra cosmovisión indígena», explica Diana.

La comunidad recibió apoyo de la FAO y el Ministerio de Ambiente en cuatro etapas. Estas ayudas incluyeron capacitación técnica, asesoría en mercadeo y aportes de insumos esenciales. Sin embargo, la intermitencia en la financiación y la falta de continuidad han sido los mayores desafíos. «Nos apoyaban por tres meses y luego pasábamos largos periodos sin ayuda, lo que nos ha obligado a buscar alternativas para mantener el proyecto a flote», cuenta.

Desafíos y resistencia

El mantenimiento de la guadua es una tarea demandante. Se requiere poda cada tres o cuatro meses y fertilización constante. Sin el apoyo económico suficiente, la comunidad ha tenido que invertir sus propios recursos. En sus inicios, el proyecto contó con 43 personas asociadas, pero debido a las dificultades, hoy solo quedan 14, muchos de ellos con dudas sobre la viabilidad a largo plazo.

«El gran reto es garantizar la sostenibilidad del proyecto», dice Diana. «Ya no contamos con el respaldo de la FAO y dependemos de recursos del resguardo, que cada vez son más limitados». Sin embargo, la determinación de quienes siguen en la asociación es inquebrantable. «Sabemos que este proyecto puede cambiar vidas, generar empleo y consolidar una economía sostenible en nuestra comunidad».

Diana sueña con una ecoempresa que transforme la guadua más allá de la venta de materia prima. «Queremos fabricar artesanías, pisos, paredes, casas prefabricadas, y hasta alimentos derivados de la guadua. La idea es generar empleo para jóvenes y adultos, y demostrar que este recurso puede ser la base de un modelo económico sostenible», expresa.

El café, por su parte, ya está en producción y se han dado los primeros pasos para su transformación y comercialización. La comunidad cuenta con maquinaria para el procesamiento, pero aún enfrenta barreras como los costos de certificaciones necesarias para su venta en mercados más amplios.

Para Diana, la forestería comunitaria va más allá del manejo de los recursos naturales. «Es un tejido de experiencias, de compartir esfuerzos en comunidad, de crecer juntos». A lo largo de estos años, el proyecto ha permitido intercambiar conocimientos con otras comunidades y fortalecer la identidad cultural indígena en torno a la protección del territorio.

A pesar de los desafíos, Diana y su equipo continúan tocando puertas y buscando aliados que los ayuden a seguir adelante. «No queremos que se acaben las ganas, la visión está clara y estamos convencidos de que lo vamos a lograr», concluye.

La comunidad de San Antonio demuestra que la resistencia y el trabajo colectivo pueden transformar el futuro. Diana, como líder, encarna la esperanza de un modelo de desarrollo sostenible donde el bosque y la comunidad crecen juntos.

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“Donald Trump hizo de Estados Unidos una gran zona franca”: Martín Ibarra

El abogado explicó que se necesita recuperar la competitividad tributaria

Laura Lucía Becerra Elejalde – lbecerra@larepublica.com.co

Mucho se ha hablado de la reforma tributaria de Donald Trump. Para Martín Gustavo Ibarra, presidente de Araújo Ibarra Consultores, el efecto más claro es que volvió a Estados Unidos más competitivo, al punto que lo define como una “gran zona franca”. Por eso, Ibarra dice que es urgente recuperar la competitividad tributaria de Colombia.

¿Es suficiente bajar la tarifa de impuesto de renta de las empresas a 27% o 28%?
Colombia dejó de ser un país rentable para las sociedades, y eso es grave porque nuestra propuesta de valor regional se desdibujó. El presidente Trump bajó la tasa corporativa de 35% a 21%. Pasó de estar 10 puntos por encima de la Ocde a estar en 4 puntos por debajo. Eso hizo que volvieran los capitales a EE.UU., y se está viendo en el crecimiento de la economía.

¿Cómo estamos en la región?
México es nuestra gran competencia, y muchas empresas no saben cómo pueden competir con ellos: son dos Colombias y media, tienen mejores tasas de tributación y desde allá pueden exportar bienes a Colombia sin arancel. Por eso creo que es sano volver a recuperar la competitividad fiscal de Colombia, sobre todo con la Alianza del Pacífico.

¿Alcanzan a competir las zonas francas con las tasas de impuestos que pagan?
La única manera en la cual Colombia puede competir tras la reforma fiscal de EE.UU. es a través de las zonas francas. El presidente Trump conviritió a todos los Estados Unidos en una gran zona franca bajo los estándares colombianos. Con esto nos equiparamos a la reforma de Trump, con ellas somos el país más competitivo de la Alianza del Pacífico.

LOS CONTRASTES


  • DIEGO GAITÁNGERENTE DEL GRUPO ZONA FRANCA DE BOGOTÁ

    “Las zonas francas actualmente son el único instrumento en este momento que compite con esa capacidad de inversión”.

¿Cómo afecta el que la nueva regulación aduanera no esté en marcha?
Uno de los grandes retos que hay en Colombia es que el país tenga unas aduanas modernas, ágiles y con vocación de servicio al comercio exterior. En el caso mexicano, por ejemplo, les tocó reinventar su aduana, y hoy mueven US$2.000 millones al día en la frontera con EE.UU. El estatuto aduanero no va al ritmo del comercio exterior y es urgente hacer una gran reforma. Se ha propuesto nuevamente dividir impuestos y aduanas.

¿Cómo está el comercio con la Alianza del Pacífico?
La Alianza tiene como objetivo hacernos más competitivos para atraer inversión y exportar a terceros mercados. Hoy en día, el principal socio comercial de la Alianza del Pacífico es EE.UU., con 62% de las exportaciones y con Asia aún es poco, solo 12%. Entre nosotros, el comercio es casi inexistente, solo 3,2% de las exportaciones se mueve entre los cuatro países. Nuestro reto es ver cómo nos volvemos más competitivos y aumentamos el comercio en la Aliazna.

¿Cómo se puede blindar Colombia de la guerra comercial?
EE.UU. ha empezado a renegociar sus acuerdos comerciales con los países con los cuales tiene déficit comercial, y de ahí sale la guerra comercial. En el caso colombiano no es así. Por otra parte, ante la renegociación del Nafta, yo quisiera subrayar que Colombia es el país más grande en cuanto a población con un acuerdo de libre comercio moderno y flexible con EE.UU., y con normas de origen muy amigables. Esto es una extraordinaria oportunidad para atraer, por ejemplo, inversiones norteamericanas que estén en China.

¿Cómo manejar el TLC con la CAN?
Los acuerdos de libre comercio a veces son como los matrimonios, los países tienen sus diferencias. El reto con la CAN es reactivar el comercio. Ese es el acuerdo que más réditos le da a Colombia de los 16 que tiene.

¿Está de acuerdo con no firmar más TLC?
Tenemos 16 TLC vigentes y tenemos que aprovecharlos. En la balanza de los TLC el año pasado, Colombia tuvo un déficit de US$4.000 millones. Entonces yo creo que el reto es ver cómo aprovechamos mejor los acuerdos que tenemos.

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“Donald Trump hizo de Estados Unidos una gran zona franca”: Martín Ibarra
El abogado explicó que se necesita recuperar la competitividad tributaria
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